Un paraíso para los aficionados a los museos
Con sus seis museos, Suomenlinna es un destino popular para los aficionados a los museos. El Museo de Suomenlinna proyecta una presentación en video sobre la construcción de la fortaleza, las batallas que tuvieron lugar allí y la vida cotidiana en la isla. Ubicado en la antigua residencia del comandante del ejército, el Museo Ehrensvärd, en el patio de la fortaleza, tiene un bonito interior restaurado. La colección incluye reproducciones de naves, armas y diversas pinturas de la Suomenlinna del siglo XVIII. Los niños pasarán un buen rato en el Museo del juguete, repleto de trenes, soldaditos, casas de muñecas y otros juguetes. Las piezas más antiguas de la colección datan de principios del siglo XIX. Un museo en sí mismo, el submarino Vesikko de 1933 es una atracción muy popular. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Tratado de París prohibió a Finlandia tener submarinos. Todas las naves fueron destruidas a excepción del Vesikko. Suomenlinna también cuenta con un Museo Militar y un Museo de Aduanas.
La historia de la fortaleza
La construcción de la fortaleza se inició en 1748 para proteger al país de los rusos, en la época en que Suecia gobernaba Finlandia. La Fortaleza se llamaba originalmente Sveaborg (“fortaleza sueca”). Unos años más tarde, se agregó la impresionante Puerta del Rey para conmemorar la visita del rey sueco Adolf Fredrik. Sin embargo, la Fortaleza no fue suficiente para mantener a raya a los rusos y en 1808 Finlandia fue conquistada. Más de un siglo después, Finlandia se declaró independiente y la fortaleza se convirtió finalmente en propiedad finlandesa. Su nombre habla prácticamente por sí mismo: Suomenlinna (Fortaleza finlandesa). Durante la construcción de la fortaleza de Suomenlinna, se construyeron casas de madera para los soldados y oficiales, que en la actualidad siguen habitadas o han sido convertidas en estudios, restaurantes o galerías de arte. En las últimas décadas, Suomenlinna se ha convertido en una agradable avanzadilla de Helsinki libre de coches. Los residentes de la capital finlandesa acuden allí para realizar excursiones culturales, hacer un picnic, dar un paseo o pasar un día en la playa.